lunes, 20 de septiembre de 2010

Cuatro años sin Jorge Julio López, cuatro años sin respuestas


  Jorge Julio López, desaparecido en democracia


Viedma.- El sábado 18 de septiembre se cumplieron cuatro años de la segunda desaparición a Jorge Julio López. En La Plata se realizó una multitudinaria marcha en la que el reclamo por la aparición con vida de Jorge se hizo extensivo a tantos otros hechos aberrantes acaecidos en democracia.

Desapareció como Luciano Arruga, como Miguel Bru, como Marcelo Almejeiras. Simplemente no se sabe dónde están. La gente no sabe dónde están. Nosotros no lo sabemos. Pero tenemos serias sospechas: todos tuvieron estrechas -desgraciadas- vinculaciones con organos de seguridad provenientes del Estado. López con los militares, Arruga y Bru fueron vistos por última vez en una comisaria y Almejeiras estaba preso en el penal de San Martín hasta que los penitenciarios se alcoholizaron y empezaron a los tiros contra las personas privadas de la libertad.

La marcha fue por López, por la angustia de que se lo hayan llevado y que nadie haga nada. Que a cuatro años de su desaparición no haya ningún detenido y que el único “avance” que se dio este año en la causa sea la declaración en marzo del médico policial Carlos Osvaldo Falcone, hace responsable al Estado como cómplice silencioso de este aberrante hecho.

Según consta en el documento que los compañeros leyeron en la marcha, Falcone “fue citado como testigo porque en su casa de Mar del Plata se halló en el 2009 un automóvil en el que se sospecha habría sido secuestrado López. Se sabe que Falcone figura en la agenda que se le secuestró a Etchecolatz tras la desaparición de López y que visitó a este genocida en la cárcel del Marcos Paz en al menos dos oportunidades (…) En la declaración se le preguntó en relación al Volkswagen Gol color azul metalizado, sin patente y oxidado, secuestrado el 13 de enero de 2009 en su casa de Mar del Plata. El auto era robado, y el médico policial explicó que se lo habían prestado y “no sabía que era robado”. Obviamente negó haber dicho que en ese auto fue secuestrado López.”

Las pruebas ya obrantes en la causa eran contundentes como para comenzar esta indagatoria un año atrás, sin embargo la causa circuló por los pasillos judiciales mientras jueces y fiscales se la sacaban de encima.

Desde Plaza Moreno a Plaza Italia, para culminar el recorrido en Plaza San Martín, atravesamos las calles del centro de la ciudad de La Plata. La ciudad que pide más seguridad y que toma helados y cafés los sábados a la tarde, mira de reojo a las personas convencidas de que no quieren que vuelva a pasar. Entre temerosos -no se sabe de qué, parece que ya es una forma natural de manejarse- y asqueados, los comerciantes miraban y por sobre el hombro comentaban algo con sus vecinos.

Luego del discurso que los compañeros de H.I.J.O.S leyeron en el escenario dispuesto en la plaza San Martín, un numeroso grupo de murgueros danzaron alrededor de una fogarata que comenzó con la quema de la conocida bota que aplasta cabezas. “Fuego, no lo dejes apagar” coreaban y no dejaban de moverse. Corrían, explotaban luego de la extensa caminata. Y todos estábamos allí, algunos en sus cuerpos, otros en los bombos y unos cuantos en las llamas. Las cenizas quedaron junto a la estatua de San Martín, hasta el año que viene, que volveremos a encontrarnos y nuevos nombres propios sonaran en la voz de la compañera. Nuevas víctimas de la otra inseguridad ciudadana, de la desprotección a quienes luchan por la verdad, por no morir en una cárcel, demostrando que del `76 a esta parte, el sistema represivo está intacto.

Fuente: La Cantora – www.lacantora.org.ar
               

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